A los indeseables, que
somos todos.
Centro
comercial. Café. Estaba inmerso en mis pensamientos: La Teoría del Caos, Betty
la Fea, Tetas, Culos, Money... y
chasss, detrás de mí, de la nada, un grupo de jóvenes apareció.
Características: hombres con peinados brochas style, pantalones entubados nivel
Dios, camisas farmer motive y
zapatos Nike, made in San
Andresito. Su caminar era Hard Reggaeton
y su lenguaje perreo intenso. Mujeres: faldas sacadas de manteles
de Crochet, blusas
ombligueras pathwork y
zapatos North Stars blancos.
Su caminar: una invitación a transgredir la Ley de Infancia y
Adolescencia. Rápidamente el grupo creció: pasó de ser un simple barrio a
ser toda una comuna. ¡Qué miedo!, me dije. Sin previo aviso la comuna entraba
en un juego de toma y dame con el vigilante. Me sentía como en la
película Planeta de los Simios, frente
a una banda de cuadrúpedos rápidos y furiosos, listos para
luchar. Pero el avispado vigilante soltó un furibundo grito de poder
y corrió, con bolillo en mano, directo hacia la turba. Esto produjo un ligero
nerviosismo en la cuadrilla alfa de la comuna, que, como lo enseña el
efecto dominó, causó que el nerviosismo se transfiriera a toda la comuna
hasta convertirse en histeria colectiva, fenómeno que movió la enloquecida masa
hacia las escaleras eléctricas. Solo faltó un trago de mi café para ser
consciente que alrededor de mi había curiosidad y preocupación ¡Entró la guisamenta!,
¡Dios mío, qué gamines!, ¿Por qué quieren entrar sin pagar?, ¡Qué gente por
Dios! escuchaba decir. Entonces pensé, dadas las circunstancias, que a
diferencia de esa multitud rebelde y estúpida, yo hacía parte de otra multitud,
representada por gente de bien, educada y de clase media, que
conoce el significado de la palabra espresso y puede darse el lujo de pagar Netflix. En fin, que era socio
emérito de un país llamado Otra Colombia, emplazado sobre las Minas del Rey Salomón y vecino de Suiza.
Pero algo inexplicable me empujaba a pensar que no. ¡Por Dios, a quién engaño!,
pensé. Entonces mi superyó se rindió y
claudiqué a la idea de que toda mi vida había fabricado una máscara
que escondía mi verdadera esencia. Todo me daba vueltas y pronto me vi como un
fariseo, un cobarde, un mentiroso, un payaso, un camaleón que en el fondo solo
quiere dejar de ocultarse, tal vez con el fin de revelar su verdad: "Gente de bien, sí ustedes, yo soy uno de
ellos, a lo mejor nunca lo dejaré de ser. Soy un guiso, un lampara de esa
comuna con ganas de ingresar a la fuerza a Cinemark, romper
los controles, robar palomitas y saquear la despensa, todo por no tener dinero.
Soy de los que también desea ver una película, con el derecho de gozar, reír,
soñar y vivir, a lo mejor como ustedes bien lo saben hacer, aunque nos llamen
bárbaros, indeseables, escorias”. Chassssss, una vorágine de sillas y
gritos terminó por sacarme de mis pensamientos. Giré la cabeza. En tropel
la comuna corría hacia la puerta mientras nuevos vigilantes se sumaban a la
batalla, pero ya era tarde, la comuna había huido. Otro sorbo de café y me
pareció que la PC de la
vida había reiniciado. Aunque a mi alrededor el ruido había cesado del todo, otros
ruidos, ruidos de voces y frases rondaban mi cabeza: "mis amigos volverán, al estilo del Planeta de los Simios, por lo que es
nuestro, por lo que nos han robado. Ya saben a qué me refiero". Centro
comercial. Café.
Excellent, well done Cesar. Keep it up. You're da man! 👍
ResponderEliminarOHHH Viejo Alex, gracias. Así es keep it up...you´re da man as well. Gracias por leer mi blog. Espero comparta con sus amigos.
EliminarNo quisiera toparme con uno de esos personajes que hacen parte de tu testimonio de vida jajaja, pero debo decir que: Efectivamente existe en todo ser humano algo inmerso de esos pobres "descarriados" jaja y no nos damos cuenta hasta que ponemos en práctica la sublime y muy amada introspección.
ResponderEliminarDebo agregar que tu relato tiene ese sello impreso e inconfundible que provoca volverlo a leer, muy entretenido y a la vez culto.
EliminarOh gracias colega, me siento valoro inmensamente su comentario. Gracias.
EliminarOhh,thank you.
ResponderEliminarTiene esa peculiar escritura que causa intriga al lector y por lo tanto es fácil sumirse entre el letrado, muy bueno Cesar.
ResponderEliminarGracias Bass atum, jajaj gracias por visitar mi blog
ResponderEliminarit´s the cruel reality ¡I like it!
ResponderEliminarOhh yes the life is hardly, of course, reality is cruel enough but thinking that it could be worse
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